jueves, 29 de abril de 2010

LA PASION SEGUN ZITO LEMA


Derecho de utopía.

Vicente Zito Lema aparece en los momentos importantes del Arte, del Derecho y de los sucesos intelectuales del país. Con fuertes vínculos con la historia patagónica pero también con la poesía surrealista argentina e incluso ocupando un lugar destacado en la psicología social.


Vicente, sus Derechos.

Las primeras incursiones de Zito Lema en los Derechos humanos, comienzan a principios de la década del 60, en el siempre convulsionado panorama político de esos años. Entonces, podemos decir que fue un pionero en este tema ya que, si bien como él afirma, los derechos Humanos fueron pisoteados durante toda la historia argentina, las luchas más emblemáticas se dieron a partir y después de la edad oscura del país (1976-1983). Es por eso que en varios reportajes, advierte que hoy se “suben al carro de los Derechos Humanos” personas e intereses que en momentos críticos no se manifestaban y que para los grupos de izquierda de aquellos años el tema no era una prioridad. Dentro de la historia de los estos Derechos se inscribe su nombre como abogado de presos políticos, entre ellos algunas de las víctimas de los fusilamientos de Trelew de 1972 (lo que lo vincula fuertemente a la Patagonia).
Es casi una obviedad comentar que tuvo que exiliarse durante la dictadura de 1976. Debió recorrer buena parte de Europa para finalmente radicarse algunos años en Holanda y volver en 1984.
Pero su pelea por los Derechos Humanos no termina nunca, lo que le valió distanciarse un poco de grupos que apuntan a esas reivindicaciones con miras sólo en el pasado. Zito Lema denuncia la mala fe recurrente de la actual democracia respecto de los DDHH. y el uso que hace el sistema para dirimir cuestiones de narcisismo y necias pujas políticas, cuando el tema reviste una importancia que parte desde una filosofía sobre el mundo.

Vicente y la poesía.

Es llamativo, Vicente Zito Lema fue uno de los primeros en ocuparse, desde la acción y desde la ley, de los Derechos Humanos. Derechos ignorados hasta el hartazgo por la república. Y, como afirmando una conducta que lo destaca, también estuvo al lado de otras negaciones. Hablamos ya (Tinta China 8), de Jacobo Fijman. Fue, justamente, Zito Lema quien en su trabajo en el Hospital de las Mercedes, luego Borda, se encargó de “resucitar” la poesía del gran poeta, darle un tratamiento adecuado y acompañar a Fijman, como un discípulo fiel y a la vez salvador, hasta su muerte.
Pero su amistad con Jacobo Fijman no es, ni mucho menos, su único ni su primer vínculo con la poesía. Ya en 1964 publica “Tiempo de niñez”. Siempre en la línea temática que lo apasiona: la justicia, los derechos humanos y lo político, le siguen, entre otros, “Blues, largo y violento” en 1971; “Rendición de Cuentas” en 1982, que tuvo prólogo de Julio Cortázar, con quién tenía contactos desde la formación en Holanda de la Comisión Argentina por los Derechos Humanos; “Mater” 1984 y “Razón Poética” en 1991. Por otra parte “Gurka”, recoge las secuelas de una guerra absurda en un unipersonal de excelente guión.

Vicente, sus revistas.

Cuando muy joven, Zito Lema trabajó para “Clarín”, “El Cronista Comercial” y “La Opinión”. La primera revista que dirigió fue la “Cero” fundada por él mismo en 1964, fueron los primeros trabajos en el área e la poesía y las artes los compartió con poetas y luchadores como Roberto Santoro, Miguel Ángel Bustos y con Juan L. Ortiz. . En 1969 la revista “Talismán”, que también dirige Zito Lema, revalora la figura de Fijman y sufre la censura de una de sus tapas. A partir de 1970 colabora, junto con Cortázar y Conti en revistas como “Liberación” y “Nuevo Hombre”. La revista “Crisis”, una publicación que es de colección y que aun hoy esclarece situaciones aparentemente coyunturales, contó con su colaboración y con su. Además publicó el libro “Conversaciones con Enrique Pichón Rivière”. Pero Zito Lema no es hombre de andar detrás de su obra pidiendo que hablen de ella. “Cultura y Utopía”, publicación de la Universidad de la Madres de Plaza de Mayo, fue la última revista que dirigió.

Vicente, sus telones.

Pero ¿por qué razón logra, tanto en su teatro como en su poesía, llegar a crear obras que no caen en el simple panfleto pseudo revolucionario en el que incurren otros militantes? Su explicación parte desde un punto sencillo y esclarecedor: no tiene familiares víctimas del terrorismo de Estado, su temprano vínculo con las luchas por Derechos Humanos se dio por vocación y por interés netamente personal, lo que le permitió siempre tomar distancia desde lo estético y desde lo político y lograr un fuerte trasfondo filosófico con personajes que poseen perfiles psicológicos atrapantes .
Entre sus obras de teatro se destacan: “Oratorio Mater” de 1989; “Lengua sucia, escenas de poder servidumbres y muerte” en 2000; “La pasión del piquetero” de 2005; y “La fusilación de Manuel Dorrego, Juan José Valle y Darío Santillán” de 2006.

Vicente, sus proyecciones.

Todo el trabajo, dentro y fuera del país, lo llevó a ser fundador y primer Rector de la Universidad Popular de las Madres de Plaza de Mayo. Título que lo inscribe en una parte importantísima y, ojalá, sustancial de la educación del país. Pero, este hecho no hizo que Zito Lema se convirtiera al oficialismo, sino que le otorgó un espacio ideal para realizar críticas al manoseo que la familia presidencial hace con el tema de las desapariciones y lo pone en un lugar destacado en las protestas y denuncias por la desaparición de Julio López y otras abominaciones hacia los derechos civiles.
Su relación con los presos y víctimas de la masacre de Trelew, se fortaleció con el correr del tiempo. Sobre todo a partir del trabajo de la recordada revista “Patagonia Poesía” de la que se hizo colaborador y de su relación con los obreros de la ex Zanón (hoy, por suerte, Fasinpa, fábrica sin patrón).
En Holanda no sólo fundó la CADHU, sino que llevó adelante obras de teatro y, en el juego de la retroalimentación, se interiorizó en la obra de Van Gogh de la que, podemos decir, es un experto.
Por si fuera poco, fue compañero de trabajo de Enrique Pichón Rivière, fundador de la psicología social en Latinoamérica.
Los verdaderos maestros son, siempre, maestros en humildad. Vicente Zito Lema no pretende ser precursor de nada, no exige reconocimientos ni títulos de héroe. Reclama sí, que temas muy importantes (como el Arte y los Derechos Humanos) dejen de ser tema exclusivo de unos pocos y que la sociedad toda tome riendas en el asunto.

Saber que seres humanos como Zito Lema, que ya pasó los 70 años de edad, sobrevivieron, existen y siguen peleando por un país más justo, nos anima y nos hace entender que, por muchas botas, fusiles, gaseosas importadas y petróleo de exportación impuesta, aún son posibles otra comunicación y una cultura más solidaria.

Mauricio Robles

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